domingo, 18 de mayo de 2008

Discurso del IFEJA

Ya que está disponible en YouTube, gracias a Oscar, os enlazo el discurso y os lo complemento con el texto original. Al menos de esta forma vais a poder enteraros del discurso entero, porque entre mi chorro de voz y que estaba temblando, creo que hay partes que no llegan a escucharse.



Texto original del discurso:
Subirse a este escenario asusta todo lo que yo esperaba y un poquito más. Es obvio que no soy quien para sentar cátedra a través de mis palabras, y que aún estando aquí arriba, soy otro más que se gradúa hoy. Por eso, no voy a volver la vista atrás para contaros todo lo que ha transcurrido desde que empecé esta carrera. Tan sólo voy a explicaros que sensación me queda después de todo esto.

Creo que la universidad, más que intentar imprimirnos una serie de conocimientos, intenta formarnos y curtirnos. Hemos invertido nuestra vida, porque qué es la vida sino el tiempo que tenemos para vivirla, organizándola al menos durante tres años, alrededor de la universidad. Hipotecando fines de semana, puentes, navidades, semanas santas y veranos para aprender, a aprender por nosotros mismos. Porque, quién puede decir que recuerda alguna de las asignaturas que cursó, incluso en el cuatrimestre pasado, como para aprobar ahora mismo su examen. Estos años no han pretendido que memorizásemos todo lo que nos han enseñado, sino que nos han enfrentado a mil situaciones difíciles, que hemos aprendido a superar, marcando en nuestra personalidad el sello de la experiencia hasta el punto de merecer, hoy y aquí, este reconocimiento.

No recuerdo el día en el que eché la primera matrícula, siquiera el día en el que la rellené, pero recuerdo una tarde en la que hablé con un compañero que había terminado la técnica y por primera vez, intuí en donde me estaba metiendo. Os cuento esto porque, ahora que acabo y busco trabajo, no sólo vuelvo a tener la sensación que tuve entonces, la de medirme con algo para lo que no sabía si daría la talla, sino que ahora, a esa sensación, se le suma una duda, y es que, después de haber conseguido esto, ¿cómo de alto debemos realmente aspirar?.
Una veintena de post-its, pegados en mi escritorio, han contenido todas las palabras de ánimo que me han acompañado a lo largo de estos cinco largos años, y en honor de quienes me inspiraron a través de esas frases, voy a intentar dar una solución a la anterior pregunta a la vez que os leo el último párrafo de este pequeño discurso.

En la mayoría de los hombres, las dificultades son hijas de la pereza, y es que los que trabajan un día, son buenos, los que trabajan un año, los mejores, pero los que trabajan toda la vida, esos, son imprescindibles. El que resiste gana, y a cambio de sangre sudor y lágrimas, os prometo la victoria. Medíos con la Luna, porque llegaréis tan lejos como seáis capaces de aspirar. Aunque si me permitís un consejo, dejadme deciros, que los que cambian el mundo, son los que son tan idiotas como para pensar que pueden hacerlo. No dejéis de sentir nunca, la curiosidad del niño que mete los pies en la orilla del mar, manteneos hambrientos de cambio y romped siempre alguna norma. No creáis en los mitos, creed sólo en vosotros mismos, porque en toda historia de éxito, siempre hay alguien que tomó decisiones valientes y por mucho que os equivoquéis, siempre que al tropezar no caigáis, adelantaréis camino. A pesar de lo anterior, y aunque todo lo hagáis bien, vendrán momentos muy difíciles, y cuando lleguen recordad, que hace falta que se haga muy de noche, para que se puedan ver bien las estrellas.

Enhorabuena a todos los que se gradúan, gracias al profesorado por el trabajo de todos estos años, y especialmente, todas las gracias del mundo a mis padres, y a Carlos, mi hermano, por facilitarme todo el camino hasta llegar aquí y no pedirme siquiera que lo consiguiese. Buenas tardes y gracias otra vez por escucharme.

3 comentarios:

Antonio dijo...

Muchas Gracias Oscar, por el video.
Y muy bonito el discurso Dani, Felicidades

Francisco Cárdenas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Francisco Cárdenas dijo...

Dani, eres un moñas y un optimista irredento.

Dicho esto, no imagino a nadie mejor para soltar la parrafada, ya que este año has sido mucho mejor delegado que todos aquellos que lo han sido antes que tu (si bien sólo hemos conocido uno)

Y no voy a ser cursi. Por cierto, ¿esa noche no pillaste? Con esa sarta de mariconadillas sentimentaloides del último párrafo a más de una se le haría el culo
pepsi-cola...